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sábado, 17 de julio de 2010

Confesión y mucha sangre.


Debo confesar padre que he pecado tanto, que ya no me arrepiento, y si vengo aquí es por que se que seguiré pecando sin remordimientos, solo quiero una tregua o quizás mandarle un fax a Dios. Tengo la obligación con los que me quieren , los que aun apuestan por mi cordura, que dejen de hacerlo.

Estoy a un minuto de la locura o me lleva un segundo de delantera; paso tanto ya, que quizás ella pisas mis huellas, no lo se.
El mundo se me hace tan distante, la realidad es tan furtiva como los besos que quiero darle a la muerte , por cada parte de su frió cuerpo.

Necesito jugar a ser mas grande que mis sueños, quiero romper todos los muros que separan la razón de la verdad, tengo la necesidad de confesar que no soy el peor amante, pero en circunstancias ajenas a ti, no quiero poseerte.
Ya rompí el hielo de la noción del tiempo, ahora vivo en libertad y mis ojos pueden ver el sol con sencillez y generosidad, mis manos pueden tocar todo sin temor, mis labios probar el dolor y sonreír, puedo ser yo de mil formas, y miles de yo se funden en ti.


Demoledora paciencia, intranquila búsqueda de un mapa para salir, las estrellas ,los cometas , el viento , el mar , las tumbas de Jesús, las luces de mi ciudad, el chocolate , la taza de café , los fantasmas de la mañana , las corbatas solo me sirven para una cosa, y no es para verme bien.

Un ángel me sigue , no se si es ella o es otra persona, pero siempre anda hurgando en mis trastes viejos, me canse, me aburrí, ahora me pondré una mascara y saldré a parir insultos de amor.
Igual, ya no soy el mismo de ayer.

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