Nadie ha descubierto la pólvora, siempre estuvo ahí, frente
a nuestros ojos. La suerte es la recopilación de designios e intentos inconscientes
por lograr un objetivo. El merito que se obtiene por el esfuerzo se disfruta
con el placer más grato y conmovedor. Un hijo nunca es cuestión del azahar, es
el trabajo de muchos deseos y anhelos que se conjuran en un empeño glorioso
cuyo resultado es ofrecido por el universo, que es quien tiene el alma núcleo
de todos los seres que giran en esta dimensión. Nadie es dueño de cambiar las
fuerzas y respuestas del espíritu de todo; ya que nadie posee un espíritu particular.
Ser bueno o malo, son situaciones de segundos en las cuales tomamos las
decisiones exactas o erradas. Pero existe algo que se llama Libertad y Vida Única.
No hay peor enemigo de nuestras acciones que forman nuestro carácter que el
propio miedo. Es mentira que seremos juzgados en alguna dimensión, eso es
falso. Tenemos la capacidad de cambiar millones de veces nuestras reacciones
frente a diversos sucesos, esta es la Vida, tan hermosa y particular; tan Única
y perfecta, no desperdiciemos los segundos segados por temor de hacer o no
hacer. No hay nada personal, todos estamos involucrados, conectados en este
plano. ¿Algún día volveré? , no se ni puedo responder. Pierdo a pulso el corazón
cuando pienso en dejar todo y desaparecer. Por ahora disfruto de la poesía, la música
y el otoño. Mi hija me da esa alegría nueva que me estremece y conmueve, algo mágico
que no se compara con descubrir la pólvora, va más allá del brillo de las
estrellas más lejanas. Todos estamos tomados de la mano pisando hojas secas que
un día vibraban con el viento. Carpe Diem. Y no se conformen solo con la luna.