digitos

lunes, 12 de marzo de 2012

Ser un Generis


Hoy morí con un escalpelo de cristal que se desgarró contra este canto que llamé espíritu, sucumbí y caí en brazos de la hermosa pálida. De pronto, ella vio estos ojos recónditos y disipados, sonrió y dijo; ey, has visto desmedido, pero no te instruiste en ver lo que realmente importa. No comprendí en ese momento, yacía atrapado por la sobria parca y quizás temía a conformarme a ser un fantasma más de otro espacio menos complicado que la propia vida. De pronto solo insurrección sonaba entre retales de mi vida y fotos a contra luz. Pregunte y pedí, con angustia inmediata ¿Ya es hora? ¿Nos vamos?, ella que si bien era exangüe como la talante que vemos de la luna, no usaba oz ni cogulla, pero sus ojos reflejaban el dolor, pero no de sus peregrinos constantes, más bien un dolor íntimo. Me conto un secreto, pero me hizo prometer ser prudente. Dijo en voz baja; en verdad yo vine porque me necesitas. Morir es parte de crecer y evolucionar, pero si no has aprendido a amar, jamás podras obtener las alas para ser un vigía de la libertad eterna. Eres como un árbol terco, repitió, solo quieres crecer si te cuidan y te cae el sol, calado y retoño. Tantas vidas, alma antigua y coincidimos en que no aprendes que cada vez que te llevo a viajar por las estrellas tienes que aprender a extrañar tu planeta , y dentro de eso, identificar que tu corazón profundo no lo fabricaron para amar a una sola mujer. Ahora quieres que te lleve por qué confundes el primer amor con la costumbre de querer a alguien. Me dio esperanzas al saber que tenía muchas cosas que amaba de verdad, como escribir, repetir y mentir. Y que un motor funciona debajo de las faldas de cada fiesta patronal, o que mi duelo empieza cuando se acaba una mirada que podría ser el prologo de una aventura. Bueno, después de todo esto, decidió…y su conclusión fue llevarme, pero la mía quedarme…lo siento mucho señora de luz abrigadora, pero tengo tanto por conocer, aprender y descubrir, que acabo de escribí esto más feliz de cómo empecé.


Yo no voy por la izquierda a diez kilómetros por ahora estorbando al mundo a desarrollar una solución a los problemas serios de una nación. Basta de comer caviar, y el sushi me sabe a nada. Empecemos por escuchar a la matrona que te quita el último beso de aliento a la vida, ella sabe y tiene mucho que decir.

No hay comentarios:

Publicar un comentario