digitos

viernes, 16 de marzo de 2012

Hasta pronto Inge


¿A dónde crees que vas Inge? , si estamos en el mismo camino, solo que tu siempre avanzando más rápido. Acá abajo ya no hay mucho por hacer y el gran arquitecto del universo, que es Dios requiere con urgencia un ingeniero de tu talento. Nadie se va, porque los que sabemos vivir de las buenas anécdotas y recuerdos guardamos a los seres queridos en el corazón, y tú estarás más cerca que nunca. Cada nueva nube o estrella que aprecie en el firmamento, sabré que es parte de tu trabajo ahora. Admirare tu genialidad. Quizás esperaste para que todos estén bien, y decir adiós, al menos yo te vi hace poco y no sentí que te irías tan pronto, pero ¡carajo! Así eres tú, tan impredecible. Ahora, nos quedamos lidiando en este mundo donde tú también luchaste y nos diste muchas alegrías y consentimientos. Soportaste a un chico malcriado que no era tu hijo, nunca olvidare cuando me trepe por la pared en la casa de punta hermosa. Tantos y muchos hemos crecido con tus consejos, con tus palabras y tus mentadas de madre. La pasamos tan bien. Hoy se cumple 120 años del nacimiento de Vallejo, y no creo en coincidencias pero te vas porque tenías seguro que darle un saludo de cumpleaños. Las cosas no vuelven al mismo lugar, pero igual, ya nos veremos pronto y estaremos otra vez disfrutando de la vida, que se extiende más allá de la muerte carnal. Te quiero y te queremos Adriano.

DIOS

Siento a Dios que camina
tan en mí, con la tarde y con el mar.
Con él nos vamos juntos. Anochece.
Con él anochecemos, Orfandad...
Pero yo siento a Dios. Y hasta parece
que él me dicta no sé qué buen color.
Como un hospitalario, es bueno y triste;
mustia un dulce desdén de enamorado:
debe dolerle mucho el corazón.
Oh, Dios mío, recién a ti me llego
hoy que amo tanto en esta tarde; hoy
que en la falsa balanza de unos senos,
mido y lloro una frágil Creación.
Y tú, cuál llorarás..., tú, enamorado
de tanto enorme seno girador...
Yo te consagro Dios, porque amas tanto;
porque jamás sonríes; porque siempre.
debe dolerte mucho el corazón.

Cesar Vallejo, 1918.





No hay comentarios:

Publicar un comentario