digitos

domingo, 15 de abril de 2012

conmoción nociva


¿Por qué morí? ... aun no lo comprendo, creo que era necesaria la bala que atravesó mi cráneo, debía mucho al tiempo y el tiempo le debía mucho a la muerte. Una cadena de deudas, una fuerte desesperanza y un momento de soledad que enfriaba esa habitación tan suya. Los recuerdos colgaban en las paredes sucias, las botellas tiradas o en formación castrense contra el zócalo, pero aun así vacías como las animas que nos acompañen siempre. Puedo remontar al tiempo en que no surgía efecto la sensibilidad asesina en mi ser, la conmoción nociva, la intranquilidad y el insomnio otorgado por los largos años de descuido. EntONCEs tendré que decir, que un día fui feliz. Quizás, no lo sé. Pero ahora que veo mi cadáver lleno de sangre y ensuciando ese piso de cemento frió, bajo un techo de calamina, creo que la vida paso mas rápido que la muerte en sí. El alquimista que me vendió la juventud eterna y la bruja que beso mis arrugas ahora son santas de la devoción del metal. Todo lo que sentí, todo lo que sufrí y todo lo que reí junto a ti. Siempre te escribo a ti, pero lo que no entienden es que tú eres varias en una sola. Tú eres quien daño poco a poco este ser sin escrúpulos ni moral, este triste fantasma que perdió la compostura como un títere sin juicio.

Bueno, recuerdo mi niñez, pero más recuerdo mis épocas de gloria y pavón, como oí en una canción que me gusta de Piero. Mi juventud lleno de amores fugaces, diversión, poesía, música, alegría, fogatas, guitarras, bohemia en cada latido de ese corazón que latía al compás de una ventana que se abría: La vida.

ES como Castell en El Túnel ... yo la asesine sin rencores ... porque era mi espectro.


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