Me acerco a mis orígenes, jean desteñido, polo blanco y cabeza rapada…
descalzo y fumando sentado en la puerta de un depa falto de pago,
integrando lo urbano con mi presencia irreal y pasajera,
ya no estoy aquí, estoy de paso, soy otra vez el peregrino.
Al frente vivía ella, me preparaba ensaladas y postres a la una,
hacíamos el amor un buen tiempo y me iba a estudiar,
recuerdos de una vecina generosa y un tiempo desordenado,
ahora volverán pasajes similares, lo puedo sentir.
Puedo ser más calmo a la luz de la madrugada bajo las estrellas,
quizás pretenda asaltar mi juventud y volverme un súcubo,
integrarme en los sueños de cada extraña pasajera del tren de la pasión,
dejar dádivas de culminación, humedad y lasitud al despertar en sus sabanas.
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