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miércoles, 1 de agosto de 2012

El Temblor del Final



Soy el mismo prófugo de siempre,
esperando ver tus muslos desnudos,
queriendo carcomer el tamo en tu abdomen,
no pienso en ti, solo te supongo sobre mí.

Amo el olor a sangre con tanta pasión,
oscura es la noche en que vivo,
escondido en un cuarto arcaico,
lejos del ruido que se logra con la paz,
 cerca de mi ciudad.

Soy yo y nada especial,
quimeras crecen en mi huerto de sueños,
litigios y arrendamientos de sentimientos ajenos,
caigo en la misma perspectiva absurda;
soy quien soy ahora o una copia mejorada de mi yo – pasado.

Ahora que la tristeza se mescla con la felicidad,
que el invierno trae un sol que deprime mis estaciones íntimas,
que los tramos rotos del espejo interior, siguen ahí,
esperando por ella , que usara el afilado cristal ,
solo para alcanzar mi pescuezo.

Tengo afán, y es de mas y mas ,
un infierno de bellezas lejanas y lagrimas cotidianas,
la seducción de un parasito sin intención alguna,
la emoción de la señora que vende esperanza,
y la esperanza del cazador de absurdas ideas.

Me elevare hasta el cronos y seré el iluminado,
abrazado a mi sirena cruel, egoísta y  dulce,
que no me deja soltar las riendas de mi vida,
ya compre la lapida para mis anhelos,
solo falta las ganas de escribir mi único epitafio,
el temblor del final.

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